El punto como elemento estructural

El punto como elemento estructural del arte es considerado como la mínima unidad de comunicación visual. Es un elemento gráfico fundamental e indivisible. El punto puede intensificar su valor en la composición por medio del color, su tamaño y/o posición en el plano.

Debemos entender como punto toda información gráfica mínima con o sin un contorno concreto. Por eso, el punto puede no encontrarse representado gráficamente en la composición. Pues se considera punto, en cualquier figura, a su centro geométrico, siempre que constituya su centro de atención. 

Su valor gráfico está determinado o condicionado por otros elementos de la composición como pueden ser el color, el tamaño, su posición en el plano y su relación con otros elementos. El punto tiene límites que lo separan y lo definen de otros elementos.  En nuestra Academia de Dibujo y Pintura Taure en Barcelona, te enseñamos las mejores técnicas para el correcto manejo de los elementos estructurales de la composición pictórica.

El significado del punto

El punto es un concepto abstracto que representa un espacio, una superficie y una relación de encuentro. En sí mismo, es un lugar exacto sobre una superficie. No representa dirección, porque la dirección es hacia sí mismo. En consecuencia es una referencia de posición, es un eje, un indicador y la unidad.

Aunque estamos habituados a concebir el punto como un elemento circular, en realidad puede ser de múltiples formas. Un círculo puede ser un cuadrado, un triángulo o simplemente una mancha sin ni siquiera una forma determinada.

La dinámica del punto como elemento estructural del arte

Un punto es tal, siempre con relación a los otros elementos. Un punto puede transformarse en plano o ser una figura dependiendo de su escala en relación al entorno. El punto tiene un gran poder de atracción cuando es el único elemento gráfico sobre el plano. Un punto en un plano genera un campo de atracción ineludible, Toda exploración de una composición de éste tipo se inicia y termina en el punto.

Cuando la composición consiste en dos puntos sobre un plano, la mirada se debate entre ambos, construyendo un corredor visual entre ambos. 

“El campo de fuerzas visuales que circunda cada punto ha creado un estrecho “pasillo” hacia el otro punto por el camino más corto. Se origina así una tensión extra. Nuestra vista se dirige sucesivamente a un punto y a otro. Resulta casi imposible eludir este juego de fuerzas visuales.” artesvisuales.com (2020).

La reunión de un conjunto de puntos sobre una superficie (trama o textura) produce un efecto colectivo tonal según la densidad y/o tamaño de los puntos. Cuando los vemos, los puntos se conectan y por tanto son capaces de dirigir la mirada en una dirección. Esto sucede a pesar de que la mayoría de las personas tienden a visualizar los puntos como formas redondas que no muestran ninguna dirección cuando se muestran individualmente. por otra parte, en gran cantidad y yuxtapuestos, los puntos crean la ilusión de tono y color. Esta dinámica es la base de los medios mecánicos para la reproducción de cualquier tono continuo. De esta forma, el punto se constituye en un elemento primario para la conformación de otros elementos estructurales como la línea, la forma, el volumen, etc.

Puntillismo

Es una técnica de pintura impresionista consistente en la yuxtaposición de los colores sobre el lienzo. De tal modo que producen un nuevo tono al fundirse en la retina del espectador. Su dinámica consiste en agrupar una considerable cantidad de puntos de tamaño similar. De colores puros que en un mismo tono le dan forma y valor a un elemento de la composición. 

“Las obras de Chevreul aseguraban que los colores, cuantos más puros fuesen, tonos más interesantes conseguirían. Por ello los puntillistas, una vez hechas las figuras sin mezclar ninguno de los cuatro colores básicos -ni sus derivados- que utilizaban, dejaban al ojo humano el resto: mezclarlos produciendo una imagen vibrante, luminosa, armónica.” Yo soy de aquí (2007).

Esta técnica fué creada por el pintor neoimpresionista Georges Seurat en 1884 en Francia. Sus máximos exponentes son George Seurat y Paul Signac.

Un domingo de verano en la Grande Jatte (1886) supone la obra más representativa de dicho estilo donde podemos ver una serie de personajes vestidos a la moda disfrutando de un día caluroso de descanso.

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