La luz y el color son elementos simbióticos

La luz y el color son  elementos simbióticos, no existe color sin luz. Por eso hablar del color es hablar de la luz y viceversa. De esta manera un tono no es un valor real, siempre será un valor relativo y el artista debe aprender a manejar esa relación. Cuando pintamos y combinamos tonos hacemos luz. Pero además de construir químicamente la luz, en el plano físico la luz que toca el cuadro impacta el tono, lo modifica y recrea el color. Por esta razón, en la Academia de Dibujo y Pintura Taure, en Barcelona queremos  brindarte unos tips sobre las incidencias de la iluminación en la obra plástica. 

La teoría del color y su relación con la luz y el color

Sabemos que los colores transmiten sensaciones de frío y de calor contribuyendo de esta manera a la construcción de la atmósfera de la composición. La atmósfera viene siendo el ambiente que rodea los elementos de una composición y le da valor simbólico, perspectiva y jerarquía a los objetos y personas que la integran. 

La teoría del color nos enseña que los colores  pueden ser fríos o calientes. Mientras más luz agregamos al pigmento más caliente será. De esta forma los colores más grises y oscuros serán más fríos, mientras que los claros serán más tibios. Sin embargo, nadie nos habla de cómo la luz que ilumina una obra afecta el color.

Influencia de la luz física en la pintura.

El pintor debe tener claro el valor de sus tonos al momento de exponer una obra. Esto  se debe a la influencia que ejerce la luz física sobre el valor tonal de los pigmentos. En otras palabras, se debe a que la luz que ilumina el cuadro modificará el tono de la pintura. Al momento de exhibir una obra  se debe tomar en cuenta la iluminación adecuada, de lo contrario se podría perder la atmósfera original.

El diseño de iluminación

La disciplina que se encarga de medir y establecer las influencias de la luz sobre los objetos es el diseño de iluminación y su principal objetivo es iluminar objetos individuales teniendo en cuenta su sensibilidad y cómo serán vistos por los visitantes. Otro de sus propósitos es asegurarse que la influencia de la luz física  no deteriore al objeto. Según ésta disciplina existen un conjunto de factores que concurren al momento de iluminar un cuadro, entre los que tenemos:

El grado de luminancia

El ojo posee  la capacidad de cambiar de forma para enfocarse en objetos y dar sentido a la información recibida. A ésta habilidad se le  llama acomodación. Los cambios de alta a baja luminancia pueden afectar a los espectadores en función de su edad y de las dificultades visuales que tengan. Existen límites para el rango de luminancia al que el ojo se puede adaptar en cualquier momento, pero, cuando el brillo es demasiado alto se volverán deslumbrantes, distorsionando su contenido y siendo intolerable para el espectador.  Cuando la luz deslumbra, el ojo se esfuerza por reducir su brillo contrayendo la pupila y al hacerlo en el cuadro aparecerá la ilusión de grises y sombras que distorsionan su imagen.

Índice de reproducción cromática.

El índice de reproducción del color (IRC) mide el tono cromático real que aparece a partir del uso de una fuente de luz. La escala es de cero a 100. La luz natural es 100, con las mejores propiedades de reproducción del color.  

La consistencia del color

Mantener en la medida de lo posible los colores es lo que llamamos consistencia de color. Es muy importante para que las exposiciones sean fieles al color asignado en su diseño. Los materiales y acabados pueden apreciarse de modo diferente bajo diversos tipos de fuentes de luz artificial. Existen un conjunto de factores que afectan la consistencia del color en un cuadro como las variaciones de temperatura,  degradación del fósforo, lentes, reflectores, etc.

El color de fondo

El color  que rodea el cuadro, puede alterar la visión natural de los colores.  La reproducción del color  en la mente humana dependerá del espectro de color que produce dicho elemento. En función de las propiedades de reflexión que tenga la superficie y el contexto.  

Por ejemplo, es sabido que las  lámparas incandescentes hacen que los tonos rojos y amarillos sean más reales que el azul. Debajo de una lámpara incandescente, el azul aparecerá mate, el rojo será un rojo brillante y el amarillo, amarillo brillante. 

En el caso de las lámparas fluorescentes los rojos, azules y amarillos aparecerán igual  al verdadero tono. 

Temperatura del color.

La temperatura del color es otro factor del diseño de iluminación que explica cómo la percibimos, cálida o fría. Kelvin es la unidad para medir la temperatura del color,

en una escala de cero a 8.000 K.  La luz es un factor decisivo al momento de apreciar una obra, pues, la calidad de la luz modifica el color.  La luz cálida  y acogedora oscila entre la luz amarilla y la roja, que se encuentra en el rango de los 2.500 a los 3.500 K. La iluminación incandescente y de sodio a alta presión se encuentra en el rango de temperatura de color cálido, en  rangos de iluminación de 2.950 a 4.100 K . 

Por otra parte, la luz fría se observa en tonos de azules a blancos, proporcionando una sensación de cierta tristeza y de frío. Casi siempre se asocia  con valores entre los 3.600 a 8.000 K. 

 

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